Bernini nació en 1598 en Nápoles, ciudad natal de su madre, Angelica Galante. Su padre era el escultor Pietro Bernini, nacido en la Toscana, en la población de Sesto Fiorentino, que se había trasladado a Nápoles. En la ciudad conoció a Angelica Galante, con la que se casó. La familia, cuando Gian Lorenzo tenía seis años, se trasladó a Roma, donde Pietro trabajaba bajo la protección del cardenal Scipione Caffarelli-Borghese, a quien muestra el precoz talento de Gian Lorenzo.
La Roma de inicios del siglo XVII era una ciudad de un entusiasmo artístico excepcional, novedoso y revolucionario, que acogía artistas de toda Europa.
Recibió las primeras enseñanzas de su padre, el escultor manierista Pietro, cuya influencia se notaría en las primeras obras de Gian Lorenzo. A su lado el joven Bernini aprendería la organización de un taller colectivo y la fusión interna de un proyecto arquitectónico con la iconografía, la escultura y la pintura.
- PRIMERAS OBRAS Y CONSAGRACION
Al principio se interesa por la escultura helenística, con obras que imitaban este estilo: Ángel con el dragón y Fauno che scherza con gli Amorini. También crearía obras como La cabra Amalthea con niño y un pequeño fauno en 1615, y entre 1621 y 1625 las cuatro obras que lo consagrarían como un maestro de la escultura.
Bajo
la égida de la poderosa familia Borghese, el joven Bernini restauró y
creó esculturas clásicas aportando una vibración emocional nueva al
mármol, un genial toque en el que alentaba ya el espíritu del Barroco.
Se trata de los cuatro Grupos Borghesianos, basados en temas mitológicos y bíblicos que fueron encargados por el cardenal Borghese. Estas obras fueron Eneas, Anquises y Ascanio, basado en la Eneida, el Rapto de Proserpina, el David y Apolo y Dafne.

Realizó numerosos encargos para ocho pontífices en una etapa de máximo esplendor de la Iglesia. Urbano VIII, un gran admirador de Bernini, le nombró arquitecto de Dios
al considerarle perfecto para sus proyectos urbanísticos y
arquitectónicos. El primer encargo que recibió fue en 1623, se trata de
la estatua de Santa Bibiana, en la Iglesia de Santa Bibiana en Roma, después trabajaría en la Basílica de San Pedro.
El papa quería un nuevo altar cubierto por un enorme baldaquino apoyado
en cuatro gigantescas columnas salomónicas. de bronce y fue construido
entre 1624 y 1633. En 1627 comienza la construcción del Mausoleo de Urbano VIII, que fue acabado con años de retraso. Posteriormente realiza una de sus obras cumbres, el Éxtasis de Santa Teresa; la Fuente de los Cuatro Ríos, en la Plaza Navona de Roma, y la escultura La Verdad. En San Pedro finaliza la decoración interior con la Cátedra de San Pedro, situada en el fondo del ábside. En el exterior construye una columnata elíptica,
espacio dedicado a ceremonias públicas, que representa el abrazo de la
iglesia a todo el pueblo. Sus trabajos en San Pedro finalizan con la Scala Regia, entrada oficial al palacio apostólico. Para la familia Chigi edifica la colegiata de Ariccia y la iglesia de Castel Gandolfo, también la Sant'Andrea en el Quirinal, un encargo de Camilo Pamphili. En 1664 el ministro Colbert durante el reinado de Luis XIV, logra convencer al papa para que le ceda a su artista favorito y en 1665 Bernini se traslada a Francia para reestructurar el palacio del Louvre.
Su permanencia en este país fue de tan sólo seis meses, pues su estilo
no agradó a los comisionados franceses, que encargaron el trabajo a
Claude Perrault. Allí realizó un Retrato ecuestre de Luis XIV. Alejandro VII
le encargó la escultura de su sepulcro, un monumento que representa al
papa, arrodillado y acosado por La Muerte, y que contiene cuatro figuras
alegóricas: la Caridad, la Verdad, la Prudencia y la Justicia. Su
última obra fue El busto del Salvador. Gian Lorenzo Bernini murió en Roma el 28 de noviembre de 1680.
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